jueves, 22 de julio de 2021

Ritos antiguos y ritos nuevos en la Iglesia Católica


 En la historia de la Iglesia los ritos no han sido estáticos, se han ido adaptando a las necesidades y condiciones de los tiempos… Es probable que en el primer siglo no había ritos de la Eucaristía tan elaborados y estructurados como los que tenemos hoy. Celebraban a partir de la experiencia y del mandato de Jesús: “Tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomen, coman, éste es mi cuerpo». Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Beban de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados»”…

Después, poco a poco se fue configurando el esquema de la Santa Misa. Pero lo importante es el significado del rito y, por tanto, el compromiso de vida cristiana que de él se deriva y no el rito en sí mismo. Pues lo central del cristianismo es el amor, que se manifiesta en acciones concretas de caridad: “amor son obras y no buenas razones”, dice el adagio. Jesús nos lo deja como distintivo: “En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros” (Jn 13, 35).

Hoy estamos discutiendo al interno de la Iglesia sobre la validez de los ritos de la Santa Misa anteriores al Concilio Vaticano II… En mi entender en su momento fueron válidos, pero hoy, algunos de ellos han quedado en el pasado, podríamos decir, “superados”... Sin embargo, el sacramento de la Eucaristía sigue siendo el mismo: Cristo, Pan de Vida eterna (cfr Jn 6, 35). Por otra parte, aquí prevalece aquello de que “lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo…” (Mt 16, 19). Si la autoridad de la Iglesia nos indica: “por aquí es el camino”, esto es: “este es el rito propio de la Eucaristía en nuestros tiempos”, pues estamos llamados a la obediencia. ¿O nos ganará la soberbia?...

 ¿Qué fue lo que hizo santos a los Santos? ¿Acaso los ritos en los que participaron? Más bien, se santificaron al manifestar su fe mediante sus actos de caridad. Podemos enumerar a muchos de ellos. Baste con San Esteban (Diácono), San Pablo, San Francisco, Santa Teresa de Calcuta…

Hoy, quienes quieren los ritos de la Santa Misa anteriores, o quienes quieren los posteriores al Concilio Vaticano II, por igual estamos llamados a la santidad. Lo importante es la actitud cristiana en cada uno de nosotros, un rito u otro rito no nos hace más católicos. Los santos –como ya se dijo- no han sido canonizados por cumplir rúbricas o por participar en cierto rito, lo han sido por manifestar su fe en actos de caridad… Cabe preguntarme: ¿Lo estoy haciendo yo?...

De manera que hay que revisar la relación entre Eucaristía y vida. Si la Eucaristía nos lleva al compromiso del amor, vale. Si el compromiso del amor nos lleva a la Eucaristía, vale. Si la Eucaristía, -en cualquier rito-, nos lleva a evadirnos de la realidad, entonces nos quita una parte de esa vivencia de nuestra fe por medio de los actos de caridad… Y esto no se vale.

Jesús, en su tiempo usó túnica y manto, pongámonos nosotros las ropas de nuestra época, pero, igual que lo hizo Él, lavémonos los pies unos a otros (cfr Jn 13, 1-17). Manifestemos nuestra fe a través de los actos de caridad en nuestra vida… Que brillemos por nuestros actos de caridad, no por las rúbricas o por los ritos en los que participamos…

Entonces, alimentándonos del Cuerpo de Cristo en la Eucaristía, como la Iglesia lo propone en nuestros tiempos, vayamos a vivir nuestra fe en los actos de caridad… Eso es lo que el mundo necesita que le manifestemos… Ya tenemos suficiente campo de batalla con luchar contra la “mundanidad del mundo”. Esforcémonos en ser auténticos cristianos… Que la paz del Señor esté con todos.

jueves, 17 de junio de 2021

Ha partido a la casa del Padre el Diácono permanente Marco Vinicio Vargas Aragonés

 


El hermano Diác. Marco Vinicio fue de la primera generación de Diáconos permanentes ordenados en la Arquidiócesis de San José el 9 de agosto del 2014.

Antes de ser ordenado laboró en el Ministerio de Educación Pública como Asesor Nacional de Matemáticas, donde su aporte a la educación fue fecundo y ejemplar.

Una vez ordenado, colaboró con otros Diáconos en la Diaconía Universitaria, llevando el Evangelio a diversos espacios universitarios, tanto en universidades públicas como privadas. Su acción evangelizadora en esta Diaconía alcanzó a grupos de personal docente, administrativo y estudiantes. Siempre apoyado por su señora esposa Susana Mercedes Zúñiga Rodríguez.

En los últimos años la salud de nuestro hermano diácono Marco Vinicio se vio quebrantada por un cáncer que, pese a los tratamientos, poco a poco fue desgastándolo, hasta que partió a la casa del Padre el sábado 12 de junio del 2021, a eso de las 11:00 pm, rodeado de su esposa, sus hijos y otros familiares.

Durante el domingo 13 de junio se veló su cuerpo en el templo de la parroquia San Antonio de Padua, ubicada en el Cantón Vázquez de Coronado, de la Provincia de San José, y que es territorio comprendido dentro de la Arquidiócesis de San José. En esta parroquia fue donde estuvo asignado.

Sus funerales se realizaron el lunes 14 de junio, a las 11:00 am en la parroquia San Isidro Labrador, (ubicada en el mismo cantón), la cual cuenta con más espacio para dar oportunidad de mayor participación de fieles, guardando los protocolos dictados por el Ministerio de Salud, debido a la pandemia por la que estamos pasando.

En su despedida estuvieron presentes casi todos los Diáconos permanentes de la Arquidiócesis de San José y otros miembros del clero. La Misa fue presidida por Mons. José Rafael Quirós Quirós y concelebrada por su Obispo Auxiliar Mons. Daniel Francisco Blanco Méndez, el párroco, Pbro. Reiner Fabián Castro Flores, el Delegado para el Diaconado permanente, Pbro. Manuel Enrique Chavarría Estrada y otros.

Por la misericordia de Dios, descanse en paz hermano Diácono Marco Vinicio.

jueves, 26 de abril de 2018

TUS DUDAS: M.M.J. Catequista - Liberia


Mons. Vittorino
Girardi Stellin, mccj
“En el credo afirmamos las 4 características de la Iglesia, a saber, Una, Santa, Católica y Apostólica. Yo misma la explico en la catequesis, sin embargo me gustaría oírle a usted, su comentario, especialmente acerca de la segunda característica, Santa. Uno oye tantas “cosas”, tantas críticas. ¿La Iglesia Santa? ¿quién se lo cree? Espero no molestarle con mi tono y muchísimas gracias.”

No me molesta en absoluto, estimada Catequista. Con su expresión, usted quiere expresarme lo que oye y, en definitiva, lo que yo mismo he oído.  Más aún: me he encontrado a cristianos que se han ido de la Iglesia, de nuestra Iglesia, diciendo que sólo así, han encontrado a Dios y han cambiado de vida.

¿Qué decir? El dos de octubre del año pasado, nuestro amado Padre Francisco en su catequesis semanal, nos ha explicado cómo debemos entender la afirmación que la Iglesia es santa. Le transcribo para usted y para los lectores del Eco Católico, lo más importante de la Catequesis del Papa.

“La santidad de la Iglesia es una característica que ha estado presente en la conciencia de los primeros cristianos, desde los comienzos, y ellos se denominaban sencillamente “los santos” (cfr. Hch 9.13.32.41; Rom 8, 27; 1Cor 6, 1).  Ellos tenían la certeza de que es la acción de Dios, del Espíritu Santo, que santifica a la Iglesia.

Sin embargo -continuaría el Papa- ¿en qué sentido la Iglesia es santa si vemos que la Iglesia histórica, en su camino a lo largo de los siglos, ha tenido demasiadas dificultades, problemas, momentos obscuros? ¿Cómo puede ser santa una Iglesia hecha de seres humanos, de pecadores? Hombres pecadores, mujeres pecadoras, sacerdotes pecadores, hermanas religiosas pecadoras, obispos pecadores, cardenales pecadores, papas pecadores, todos. ¿Cómo puede ser santa una Iglesia así?

Para dar una respuesta, conviene que nos guíe un texto de S. Pablo en su carta a los cristianos de Éfeso. En ella escribe: “Cristo ha amado a la Iglesia y se ha entregado a sí mismo por ella, para hacerla santa” (5, 25-26). Esto significa que la Iglesia es santa porque procede de Dios que es santo, y quien es fiel y nunca la abandona al poder de la muerte y del mal (cfr Mt 16, 18). La Iglesia es santa porque Jesucristo, el Santo de Dios (cfr Mc 1, 24), está unido a ella de manera indisoluble, eterna (cfr Mt 28,20); ella es santa porque es guiada por el Espíritu Santo que la purifica, renueva y transforma.  No es santa por nuestros méritos, sino porque Dios la hace santa, (“Santa” pues, porque constantemente es “santificada”). La santidad de la Iglesia es fruto del Espíritu Santo y de sus dones. No somos nosotros quienes hacemos santa a la Iglesia, es Dios, el Espíritu Santo, quien por su amor hace santa a la Iglesia”.

“Ustedes pueden decirme -continúa el Papa Francisco- pero la Iglesia está formada por pecadores; lo constatamos todos los días. Es verdad -contesta el Papa- somos una Iglesia de pecadores; y nosotros pecadores estamos llamados a dejarnos transformar, renovar, santificar por Dios… Hubo quienes afirmaron que la verdadera Iglesia es la que está formada exclusivamente por los “puros”. ¡Pero ésta es una herejía!  La Iglesia que es “santa” porque constantemente es “santificada” por Dios, no rechaza a los pecadores; no rechaza a todos nosotros que somos pecadores; a todos los llama, a todos los acoge, está abierta para los más lejanos, y a todos invita a dejarse “envolver” por la misericordia, por la ternura y por el perdón del Padre, quien a todos les ofrece la posibilidad de encontrarle, de caminar hacia la santidad”.

El Papa Francisco prosiguió su preciosa catequesis con indicaciones de tipo práctico.  Hasta aquí nos ha dado una respuesta bien clara que podríamos sintetizar diciendo: la Iglesia no es “santa” por sí misma, ya que por sí misma está formada de pecadores y pecadoras, sino que es santa por lo que constantemente Dios, Amor Trinitario, le ofrece y así la va santificando.  Diciendo que la Iglesia es santa, decimos el cúmulo de dones “santos” que Dios le concede, en Cristo y por Cristo, quien es su cabeza y como también indicamos los frutos de santidad que en ella se dan en la medida con que nosotros correspondamos a la acción santificadores de la gracia divina.

martes, 17 de abril de 2018

I- Diaconado Permanente Una opción de vida y de servicio. ¡Sí quiero!


Escrito por G. Martín Sáenz Ramírez, Diácono Permanente de la Arquidiócesis de San José, Costa Rica.

Llamados a ser Apóstoles en nuestras las familias, en las comunidades, en el ambiente de trabajo, en las nuevas fronteras geográficas y culturales, en la construcción de la paz, en el desarrollo y la liberación de los pueblos, en la promoción de la mujer y de los niños, en la ecología y la protección de la naturaleza y finalmente en cultura y en la ciencia. Somos por naturaleza comunicadores de la vida trinitaria. Sin misión no resistimos como cristianos.

La misión de evangelizar tiene que alcanzar mayor impulso, no por motivos de posible pérdida de fieles o por la desmotivación de los que aún se dicen cristianos, sino porque el Dios que habita en nosotros, el Dios Trinidad, es misionero. Consagrados en la misión de Cristo y llamados a participar en la misma misión de Cristo, misión universal, misión sin límites.

En estos años de innegable entrega y pasión, me llena de alegría, dejar plasmadas las mejores remembranzas y los momentos más significativos que llegan a la memoria, en las circunstancias que se vivieron, en el paso a paso a una convocatoria llena de misterio, de temores y de interpelación. Es retroceder en el tiempo y volver la mirada a un pasado, para reflexionar la calidad de vida que llevamos, que tenemos y que compartimos en el servicio de Iglesia.

Al compartir con ustedes estas líneas, salta la curiosidad de interpelar porqué el diaconado permanente es una nueva opción de vida y de servicio, llamado a forjar una identidad de servidor, de amigo, de defensor y luchador de la vida y la justicia. Insertado en el mundo de los más pobres, marginados y abandonados.

La historia de cada diácono permanente recoge experiencias de vida, de hombres casados, con familia, esposa e hijos, con problemas y angustias de sencillos trabajadores, que han renunciado a sí mismos para servir con entusiasmo y alegría, con amor y obediencia, exhortando a promover y fomentar las vocaciones sacerdotales y diaconales, para fortalecer a las familias, en la oración y la comunión permanente, con fe, esperanza y libertad.

jueves, 25 de mayo de 2017

TUS DUDAS: 2. Alimentar la fe

Respuesta de Mons. Vittorino Girardi Stellin, Obispo emérito de la Diócesis  de Tilarán Liberia, Costa Rica.



“Usted, Monseñor, se ha propuesto sacarnos de nuestras dudas. Cada semana son tres respuestas (a veces dos por la amplitud), es decir, 144 cada año. ¿Y en cinco años? ¡Qué riqueza! Yo guardo todos los Eco Católico. Me gusta además escudriñar la Sagrada Escritura y animo los grupos que se reúnen en las casas para orar, a que lean y estudien la S. Escritura. De modo que estén preparados cuando los visiten los que se llaman “evangélicos” e intenten convencerlos de lo que son en realidad “mentiras” y que nada tienen que ver con el verdadero mensaje de la Biblia. Una vez más ¡muchas gracias!”.
Richard. Un discípulo – S. Antonio de Belén.

-En su carta–mensaje, estimado don Richard, no presenta usted ninguna duda, pero he transcrito su exhortación a los grupos de oración para que se dedique tiempo a la lectura y al estudio de la S. Escritura; que sea ella que dé contenido y orientación a nuestra oración. Gracias a usted, entonces que me ha hecho recordar la tan citada afirmación de S. Juan Crisóstomo, Padre de la Iglesia a finales del Siglo IV: “ignorar la Escritura es ignorar a Cristo”… No deberíamos dejar pasar ningún día sin leer, alguna página al menos, de la Palabra de Dios, particularmente de los Evangelios que representan la cumbre de la Revelación divina, y no solo para saber responder a los hermanos “evangélicos”, sino para alimentar nuestra fe y nuestra vivencia cristiana.

martes, 23 de mayo de 2017

TUS DUDAS: 1. ¿Qué es el Santo Trisagio?

Respuesta de Mons. Vittorino Girardi Stellin, Obispo emérito de la Diócesis  de Tilarán Liberia, Costa Rica.


“¿Por qué los sacerdotes nunca hablan o muy poco del Santo Trisagio? Nunca veo a un sacerdote rezándolo y nunca he encontrado a un sacerdote que difunda esta devoción. Le estoy muy agradecido”.
Laico comprometido - Alajuela.

- Su consulta me ha hecho consultar y buscar, porque yo, italiano de origen, he conocido esta devoción solo hace poco. Tengo a mano un librito en que se reimprime un texto aprobado por Monseñor Miguel Chaverri, pro– vicario general en San José, quien falleció en 1962. Esto es para decir que es una devoción que lleva años en Costa Rica. La lectura de las oraciones, himnos, letanías, responsorios, etcétera, muestra una teología trinitaria profunda, aunque expresada con extrema sencillez.

Los sacerdotes no difunden esta práctica popular, por varias circunstancias. He aquí algunas: durante los años de formación en el Seminario no se practica, y una vez sacerdotes, los domingos por la tarde, cuando ciertas comunidades se reúnen para rezar el Santo Trisagio, normalmente ellos están ocupados con las celebraciones o en la misma Parroquia o en Capillas de sus filiales. Además, el lenguaje que en él se usa, ya es bastante antiguo, con términos que sorprenden y dan la impresión de “cosas” de otros tiempos… Quizás convendría revisar los textos, pero sin que pierdan su contenido teológicamente tan profundo y preciso.

Obispo de la Diócesis de Tilarán Liberia crea el Instituto Diocesano para el Diaconado Permanente

El 4 de abril del 2016 Monseñor Manuel Eugenio Salazar Mora fue ordenado Obispo de la Diócesis de Tilarán Liberia. Días antes, en diálogo con los fieles reunidos en la Catedral de Tilarán, ya había expresado que para él el Diaconado en la Iglesia es como una perla preciosa de una corona que no debe faltar, pues si faltara la corona no estaría completa; así también, si el Diaconado falta en la Iglesia, ésta no estaría completa.

Recientemente, Monseñor Salazar Mora ha establecido un equipo, integrado por presbíteros, diáconos y laicos, para que organicen todo lo referente al Diaconado Permanente. Esto incluye tanto el aspecto de la formación permanente como en el acompañamiento a los diáconos ya ordenados y sus esposas. En cuanto a los candidatos al Diaconado Permanente y sus familias, se deberá revisar y actualizar el proceso de formación y acompañamiento que se les ofrece; así como su integración en la acción pastoral diocesana.


El Equipo coordinador del naciente Instituto Diocesano para el Diaconado Permanente ya se ha reunido varias veces para organizar el trabajo. Empezarán por revisar lo que se tiene de años anteriores, para replantear y organizar de cara al año 2017 y siguientes. Monseñor Salazar Mora ha acompañado al Equipo en estas primeras reuniones. También se ha recibido el acompañamiento y apoyo del Pbro. José Manuel Díaz Cantero de la Arquidiócesis de San José, quien tiene experiencia como miembro del Equipo que coordina el Centro Arquidiocesano del Diaconado Permanente.

jueves, 2 de mayo de 2013

DICCIONARIO ABREVIADO DE TEOLOGIA

Apostasía

Del griego apostáis, “apartarse”, “retirarse”.  Esta palabra se emplea en el AT griego (Jr. 2,19) y en Hch 2,21 con referencia al hecho de perder la fe o desvincularse de la comunidad de los creyentes. En su uso actual significa el abandono completo y deliberado de la fe por un cristiano bautizado; de modo que el apóstata no es asimilable al hereje ni al cismático. El emperador romano Juliano (reinante 371-363) lleva el sobrenombre de “el Apóstata” porque retiró el apoyo imperial al cristianismo e intentó restaurar el culto de los dioses paganos.

Apóstol

Del griego apóstolos, “enviado”, “embajador”. En sentido estricto, la palabra designa a cada uno de los doce discípulos escogidos por Cristo (Mt 10,2; Lc 6,13-16) que dieron testimonio de su ministerio, muerte y resurrección por el poder del Espíritu Santo (Hch 1,5.8). En un sentido amplio, el término abarca también a Pablo (1 Cor 9,1: Gal 1,1.17), Bernabé (Hch 14,4.14), Santiago (1 Cor 15,7)  otros (Rom 16,7) que sirvieron como dirigentes en la primera misión cristiana y fueron investidos de la autoridad de Cristo en la fundación de la Iglesia (Ef 2,20).

Archidiácono

Originariamente, jefe de un colegio de diáconos, que ayudaba al obispo en la administración y disciplina de su diócesis. Más adelante el termino, intercambiable con el de arcediano, pasó a designar una dignidad de los cabildos catedralicio conferida a un sacerdote.

Argumentos para la existencia de Dios

Medios filosóficos para demostrar que la fe en Dios también es conforme a la razón, pasando, por ejemplo, de un mundo aparentemente en concordancia con un plan, a un Creador divino (cf.DH 3004, ND 113, 115). Lejos de sustituir la fe, estos argumentos proceden de una fe y una experiencia de Dios previa.

sábado, 15 de diciembre de 2012

CRECE EN COSTA RICA LA FAMILIA DIACONAL

Diáconos de la Diócesis de Tilarán Liberia, en el
 III Encuentro de las Familias de los Diáconos Permanentes.
"Yo estoy entre ustedes como el que sirve" (Lc. 22, 27).

Desde Diciembre del 2003, en que Federico Cruz Cruz fue ordenado Diácono Permanente (el primero ordenado en el país), en especial en la Diócesis de Tilarán Liberia, ha venido creciendo el grupo de los Diáconos, de manera que ahora somos trece en todo Costa Rica.


En el 2006 fue ordenado Diácono Jesús Mora, en la Diócesis de San Isidro. En el 2009 fueron ordenados Diáconos, también en Tilarán Liberia, por Mons. Vittorino Girardi Stellin, Gustavo Wattson, Heriberto Matarrita y Carlos Contreras. En el 2011, en Tilarán Liberia, fueron ordenado Diáconos, Gerardo Marín y Norman Rodríguez. En el 2012 fue ordenado Diácono, Francisco Venegas, en esta misma diócesis.

Mons. Vittorino Girardi, Obispo de Tilarán Liberia, da un
mensaje a las familias diaconales reunidas en Upala.
Por otra parte, en nuestra diócesis, han sido ordenados Diáconos permanentes dos religiosos: el Hno. Martín y el Hno. Daniel. Además, hay un Diácono en la Diócesis de Cartago, Omar Armengol, panameño; un Diácono en la Arquidiócesis de San José, Minor Sánchez, venezolano; y un Diácono en la diócesis de Alajuela, José González, de los Estados Unidos.


Como se puede apreciar, en la diócesis de Tilarán Liberia es en la que más ordenaciones diaconales se habían dado hasta agosto del 2014. Pues en la Arquidiócesis de San José se concluyó el proceso de formación un grupo de unos 19 candidatos al diaconado, que fueron ordenados el 9 de agosto del 2014.

En la diócesis de San Isidro se ha venido preparando en forma intermitente un grupo de seis o siete candidatos al diaconado. No se tiene proyección sobre una posible fecha de ordenación para alguno de ellos. Sin embargo, el nuevo obispo, mons. Gabriel E. Montero, ha reactivado la formación de este grupo, asignándoles un presbítero que lidere el proceso de preparación hacia el diaconado.


Esposas, hijos e hijas también tuvieron un tiempo para
compartir sus experiencias e impresiones.
La última actividad conjunta realizada en el 2012, fue el III Encuentro de Familias de los Diáconos Permanentes de la Diócesis de Tilarán Liberia, en La Victoria de San José de Upala. Una comunidad semirural, de la parroquia de San José de Upala, donde vive uno de los últimos diáconos ordenados, quien con su familia nos atendió exquisitamente: don Norman Rodríguez y su esposa Yamileth.


Asumimos el compromiso de mantener el tema sobre la mesa, aprovechando cuanta ocasión se presenta para reflexionar y promover el ministerio diaconal, instituido por nuestro Señor Jesucristo, como primer paso del Orden Sagrado u Orden Sacerdotal.

En cumplimiento del compromiso asumido se colaboró con la Comisión Nacional de Vocaciones y con el Departamento de Vocaciones y Ministerios (DEVYM) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en la organización del III Encuentro Regional de México, Centroamérica y el Caribe de Diaconado Permanente, en mayo del 2014. 

viernes, 14 de diciembre de 2012

CÓMO SUCEDIÓ LA ORDENACIÓN DEL PRIMER DIÁCONO PERMANENTE EN COSTA RICA

En el año 2001, los señores Obipos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR) solicitaron al Vaticano el permiso para ordenar Diáconos que ejercieran de manera permanente este Ministerio, que es el primer grado del Orden Sagrado y Orden Sacerdotal. Es decir, ordenados para ser Diáconos y no en función de ser después ordenados Presbíteros. Por lo mismo, llamados Diáconos Permanentes.

Hacia mediados del año 2002 el Vaticano contestó afirmativamente a la solicitud de los señores Obispos, pidiendo a la vez, la implementación de un proceso de formación adecuado, para los que resultaran aspirantes o candidatos al Diaconado Permanente.

El primer Obispo que presentó, a inicios del año 2002, ante la Conferencia Episcopal un candidato al Diaconado Permanente fue Monseñor Héctor Morera Vega, Obispo de la Diócesis de Tilarán. El aspirante era el laico Federico Cruz Cruz, quien laboraba como Asesor Regional de Educación Religiosa, en la Región Educativa de Liberia; casado con la señora Rafaela Soto Astorga, con quien procreó sus hijos: Carol Andrea, Federico Alonso y Susy.

En Octubre del 2002 Monseñor Héctor Morera fue designado Obispo Emérito, por haber cumplido ya sus 75 años de edad, y entregó la diócesis a su sucesor, Monseñor Vittorino Girardi Stellin, quien continuó el proceso de preparación de Federico Cruz, quien, a su vez, había sido designado por la CECOR, como Director del Departamento de Educación Religiosa, en San José, por lo que se había trasladado con su familia.

En el año 2003 la CECOR elaboró las "Normas Básicas para la Formación de los "Diáconos Permanentes en las Diócesis de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica" y las envió al Vaticano para su aprobación; que se dio en Abril del 2004. Sin embargo, ya la ordenación de diáconos permantenes estaba aprobada por el Vaticano.

Fue así, que el 20 de Diciembre del 2003, presidiendo la celebración Monseñor Vittorino Girardi e imponiendo sus manos Monseñor Héctor Morera, sobre la cabeza de Federico Cruz, éste fue ordenado Diácono Permanete en la Iglesia de la Inmaculada Concepción en Liberia. Teniendo por padrinos al Presbítero Armando Hernández Hernández y a la Catequista Sofía Vargas Valle, quienes le pusieron la estola diaconal y la dalmática. Vestiduras propias del Diácono.

Lema seleccionado por el Diácono Federico Cruz: